Con más de trescientos muertos desde que comenzaron las protestas el pasado mes de abril, la situación en Nicaragua parece empeorar cada día. El respaldo del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo es prácticamente nulo, no solo a nivel nacional sino internacional, con excepción de países como Venezuela, Cuba y El Salvador que han manifestado rechazo a lo que consideran “una intervención de la derecha en busca de la desestabilización” de la nación centroamericana.
Otros líderes representativos de la izquierda en América Latina como la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff han manifestado solidaridad con la pareja presidencial nicaragüense, a pesar de la brutal represión en contra de los manifestantes, la cual amenaza con borrar el legado de la lucha sandinista, según han expresado no solo analistas sino también el expresidente uruguayo José Mujica, quien instó a Ortega a entregar el poder.
Entre tanto, hay expectativa por la posición que asumirá el electo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, una vez tome posición en Diciembre. Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto el país norteamericano lideró una escalada diplomática en la región para condenar las violaciones a los derechos humanos perpetradas por el régimen venezolano; sin embargo con AMLO el panorama es incierto, sobre todo luego de que su Canciller dijera que la administración entrante será “respetuosa de la soberanía de otros países”.
Redacción Club de Prensa.