Descubren más de 50 lagos ocultos bajo el hielo de la Antártida: el hallazgo podría acelerar el aumento del nivel del mar
Un equipo de científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) logró identificar 85 lagos activos escondidos bajo el hielo de la Antártida, un hallazgo que cambia la comprensión de cómo fluye el agua en las profundidades de este continente helado.
El estudio, publicado en la revista Nature, eleva en un 58% el número de sistemas de agua subglacial conocidos, pasando de 146 a más de 230 lagos registrados.
Según los investigadores, este avance no solo amplía el inventario de cuerpos de agua bajo el hielo, sino que también abre preguntas sobre su papel en el aumento del nivel del mar.
“Los modelos numéricos que usamos actualmente para proyectar la contribución de las capas de hielo al nivel del mar no incluyen la hidrología subglacial”, advierte Sally Wilson, autora principal del estudio y doctoranda en la Universidad de Leeds.
Lagos ocultos que no actúan solos
El descubrimiento revela que estos lagos no son sistemas aislados. La interacción entre ellos puede provocar movimientos inesperados de agua que afectan la dinámica del hielo, aumentando o reduciendo la velocidad del deslizamiento de las capas glaciares.
Esta variabilidad representa un factor de riesgo para el equilibrio de la Antártida, que contiene suficiente hielo para elevar varios metros el nivel de los océanos.
Los lagos subglaciales se forman debido a la combinación del calor geotérmico proveniente del lecho rocoso y el calor por fricción generado cuando el hielo se mueve. Este proceso derrite lentamente el hielo desde abajo, permitiendo que el agua se acumule y, en ocasiones, se drene de manera repentina.
El gigante bajo el hielo: el lago Vostok
Entre estos cuerpos de agua destaca el lago Vostok, ubicado en la Antártida Oriental, considerado uno de los mayores lagos subglaciales del planeta.
Su volumen se estima entre 5.000 y 65.000 km³ de agua atrapada bajo casi 4 kilómetros de hielo, suficiente para llenar y desbordar el Gran Cañón en un 35%.
Aunque se considera estable, los expertos advierten que cualquier alteración en su dinámica podría afectar la circulación oceánica, los ecosistemas marinos e incluso la estabilidad de la capa de hielo que lo cubre.
Implicaciones para el futuro del mar
Para los científicos, este descubrimiento es clave para refinar los modelos de predicción climática: “Al mapear dónde y cuándo estos lagos están activos, podremos cuantificar su influencia en el movimiento del hielo y mejorar las proyecciones del aumento del nivel del mar”, señala Wilson.