El curioso caso de un periodista preso tras investigar un caso de drogas en Venezuela
Cuando se habla de presos políticos en Venezuela quizá el último nombre que sale a relucir es el del periodista Ramón Centeno. Su caso habría pasado casi totalmente desapercibido sino es porque su madre Omaira Navas, así como el Colegio Nacional de Periodistas, han tratado de llamar la atención sobre esta curiosa detención.
Centeno no trabajaba para un medio independiente al momento de su detención hace un año. Por el contrario, su experiencia como comunicador se había desarrollado en instituciones públicas y al momento de ser llevado durante un allanamiento a su vivienda, había logrado usar sus contactos institucionales para entrevistar a dos detenidos por narcotráfico.
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Ese mismo día fue detenido el compañero con el que hacía la investigación, Gabriel Guerra y ambos han sido acusados de asociación para delinquir, tráfico de influencias y usurpación de funciones.
Al momento de ser detenido, Ramón Centeno sufría de una cardiopatía y había tenido una cirugía por reconstrucción de cadera. Hasta ahora su deterioro ha sido tal, que no puede caminar por sí solo y de una silla de ruedas pasó a estar postrado en una cama las 24 horas del día.
Un episodio que despertó las alertas fue cuando en la primera audiencia el joven sufrió una parálisis facial en pleno tribunal.
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El pasado junio de 2022, la madre de Gabriel Guerra declaró frente al Tribunal Supremo de Justicia que habían entregado un documento que probaría la inocencia de ambos, según reseñó el diario Tal Cual.
¿Qué hay detrás?
Cuando Centeno y Guerra fueron detenidos se llevaba a cabo en Venezuela la operación policial “mano de hierro” que persiguió y detuvo a distintos funcionarios públicos por supuestamente ser parte de una gran red de narcotráfico y contrabando en la que participaban este tipo de figuras.
Solo en una oportunidad fueron mencionados por el fiscal del régimen, Tarek William Saab, quien en una declaración pública dijo que Gabriel Guerra se hacía pasar como director nacional del viceministerio de Juventudes Productiva y Trabajadora, mientras que Ramón Centeno se hacía pasar por “diputado del parlamento”.
En esa ola, un total de 19 personas fueron detenidas, entre ellos dos alcaldes, dos diputados y un fiscal. Pero el nombre del operativo es más alarmante de lo que parece, ya que nunca fueron mencionadas grandes operaciones contra el narcotráfico, ni tampoco mejoró la distribución de gasolina.
Por ejemplo, la alcaldesa Keyrineth Fernández, militante del PSUV, fue detenida con seis panelas de cocaína. Y aunque el caso resulta bochornoso para un mandatario local, no se trató de un duro golpe al tráfico de estupefacientes.
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Otra de las causas es la del alcalde chavista Carlos Vidal y la del fiscal superior de Bolívar, Manuel Gil da Silva, detenidos y acusados por la supuesta venta y desvío de gasolina.
Tanto Centeno como Guerra han cumplido un año detenidos en un comando de la Guardia Nacional en Caracas y no se les ha hecho el juicio. Las madres de ambos piden que se les conceda la excarcelación y la oportunidad de demostrar la vida sencilla y humilde de ambos.