España entra en fase crítica de desertificación: el 40% del territorio muestra señales de degradación acelerada
Desde 2020, investigadores evaluaron extensas zonas del sureste peninsular, Castilla y León, La Rioja, el Valle del Ebro y los archipiélagos balear y canario. Su diagnóstico, ahora reunido en el primer Atlas de la Desertificación en España, revela que el 43,35% de la tierra productiva presenta degradación y que la desertificación afecta al 60,94% de las áreas áridas, comprometiendo más de 206.000 kilómetros cuadrados.
Julio Barea, vocero de Greenpeace España, explica que el fenómeno tiene como telón de fondo el cambio climático, pero su detonante principal ha sido la intervención humana. “Prácticamente el 70% del territorio está en riesgo de procesos severos de desertificación, y cuatro de cada cinco personas viven en zonas amenazadas”, señala.
Según Barea, el modelo agrícola industrial ha presionado de manera “salvaje” los recursos hídricos y del suelo, desplazando a los agricultores tradicionales y dejando territorios cada vez más vulnerables.
El especialista advierte, además, que esta presión provoca despoblación rural y pérdida de prácticas de manejo del territorio, lo que agrava incendios y reduce biodiversidad. Aunque un 9% del suelo afectado se considera ya irreversible, insiste en que aún es posible frenar el deterioro mediante una “transición hídrica justa”, con un reparto equitativo del agua y una apuesta por la agricultura ecológica y de temporada.
Para ello, recalca, es indispensable fortalecer la vida en las zonas rurales, hoy golpeadas por la falta de servicios y por la competencia desigual con grandes agroindustrias.
“Fijar población requiere oportunidades reales. Si seguimos entregando los recursos a grandes fondos y explotaciones mecanizadas, perderemos no solo el suelo, sino también a quienes pueden conservarlo”, concluye.