La muerte de Tyre Nichols, un afroamericano de 29 años a manos de la policía, vuelve a poner sobre la mesa la discusión de la brutalidad policial en Estados Unidos.
Fue detenido el 7 de enero en la ciudad de Memphis por una infracción de tráfico y cinco agentes lo golpearon, arrastraron y privaron de auxilio –según las autoridades– lo que le acabó provocando la muerte. Hoy, un sexto agente fue incluido en la causa por presunta vinculación con los hechos.
La agresión y muerte de Nichols es la última de una serie de detenciones violentas –algunas con muertes– en el país en los últimos años y que, ahora recuerda cómo, en el Congreso, los legisladores han sido incapaces de ponerse de acuerdo para aprobar una legislación que regule la actuación policial y evite situaciones como esta.
El último intento se dio en 2021, cuando los demócratas -entonces con control de la Cámara Baja- presentaron la llamada Ley de Justicia en la Policía de George Floyd, que fracasó en el Senado donde no consiguió los votos necesarios.
Ese proyecto pretendía, entre otras cosas, crear un registro nacional de medidas disciplinarias contra uniformados, prohibir técnicas de reducción de ciudadanos por parte de los agentes -como las de estrangulamiento– y limitar las órdenes de arresto, entre otras.
Ahora, tras la muerte de Nichols, nuevas voces piden que se reviva la reforma y que se apruebe la ley.
¿Existe el consenso necesario para lograrlo? ¿Qué ha cambiado desde la última vez?
Jeffrey Ross, criminólogo y consultor, ofreció una entrevista en Cuestión de Poder de NTN24.