Florida permite la caza del oso negro y desata una ola de críticas ambientales
Florida se prepara para reabrir una temporada de caza que, más allá de su duración, ha reactivado un viejo conflicto entre autoridades estatales, defensores del medioambiente y expertos en derechos animales. Del 6 al 28 de diciembre, la Comisión de Pesca y Vida Silvestre del estado permitirá una caza controlada del oso negro, con la emisión de 187 permisos seleccionados mediante sorteo.
Según las autoridades, el crecimiento poblacional de esta especie (estimada en unos 4.050 ejemplares) justificaría la medida como mecanismo de control, no obstante, organizaciones ambientales y especialistas aseguran que la decisión se basa en información desactualizada y omite alternativas más sostenibles.
“La caza no puede ser la primera respuesta ante el aumento de población de una especie. Es una salida fácil que ignora soluciones más éticas y eficaces”, afirma Mariana Martin-Leyes, abogada con maestría en derecho animal.
Martin-Leyes resalta que la presencia del oso negro no representa una amenaza real que justifique una respuesta letal. “No se ha demostrado científicamente que exista una sobrepoblación crítica, además, los censos utilizados para justificar la medida no están actualizados ni responden al rigor técnico necesario”.
Desde su perspectiva, el impacto de la cacería no solo recae sobre los osos, sino en la estabilidad ecológica de los bosques floridanos. “El oso negro tiene un rol fundamental en los ecosistemas, contribuye a la regeneración de los suelos, a la dispersión de semillas, y forma parte del equilibrio natural, afectar su población puede desencadenar consecuencias en cadena”, advierte.
La experta también señala que existen métodos no letales para prevenir los conflictos entre osos y comunidades humanas, como el manejo adecuado de residuos, barreras físicas y campañas de concientización. “La educación comunitaria es la clave. Si las personas entienden cómo convivir con la fauna, se reducen los encuentros peligrosos. Además, hay tecnologías simples como basureros seguros que evitan atraer a los osos hacia zonas habitadas”.
Con esta decisión, Florida deja de ser uno de los seis estados que aún mantenían prohibida la caza de osos. Mientras tanto, crece la preocupación entre conservacionistas por un precedente que podría extenderse a otros territorios del país.