La buhonería vuelve a secuestrar a Caracas: En Sabana Grande y La Hoyada cunden vendedores informales
Sabana Grande, el bulevar que fue símbolo de la Venezuela Saudí de los 70's, está plagado de vendedores informales que gritan a todo gañote sus productos y precios.
Correas, ropa deportiva y casual, perfumes, medias, sombreros, accesorios para celulares, paraguas, bisutería, compra-venta de oro, divisas.. todo en un corredor en el que se complica ver las tiendas de lado y lado de la calle que comunica a Chacaíto con Plaza Venezuela.
"¡Dos por cinco, dos por cinco!. Pruébatela sin compromiso": grita un vendedor que sostiene un tarantín de aluminio en el que cuelga las franelas.
Tiene de todos los colores, como su competencia más cercana.
Gritan, cantan, usan cornetas, o se resignan sentados con un cartel en la mano para evitar perder la voz.
En cada costado, comercios a medio surtir, muchos de ellos cerrados, tambaleando al golpe que le dió la crisis del chavismo.
La tiendas de marca de los 70's que venían de la 5ta avenida de Nueva York, hoy son tiendas de ropa íntima al por mayor, calzados a precios de ahorro, y ropas de baja calidad.
Para caminar por Sabana Grande hay que sortear también las motos, carretilleros, vendedores del tradicional papelón frío, barquillas a dos por un dólar, café y agua.
Lo único que no se ve es gente cocinando en pleno boluevar, pero sí se oferta comida hecha.
El chavismo había exhibido como un logro el desalojo total de todos los buhoneros de Sabana Grande.
Aquella campaña, muchas veces violenta, la encabezó en 2007 el entonces alcalde Freddy Bernal, expolicía y hoy gobernador del Táchira.
A pesar de que generó polémica, el debate fue fácilmente aplastado por el placer de volver a caminar por las calles capitalinas.
PDVSA Centro de Arte La Estancia se ocupó de darle una cara de esparcimiento con algunas obras y áreas para niños.
En el proceso de recuperación en 2011 identificó un total de nueve inmuebles patrimoniales en el segundo tramo del paseo peatonal: edificios Arismendi, Manaure, Araure, Acapulco, Continental y La Asunción, además del Centro Comercial del Este.
Pero la actual alcaldesa de Caracas, Carmen Meléndez es otra cosa.
"La almiranta" es popular por otorgar contratos mil millonarios para tapizar la capital de Venezuela con luces y adornos qué cambia cada dos meses con motivos de temporada.
Ahí están los destellos de luz a pesar de la hendiondez de la basura, el deterioro de las calles, los apagones eléctricos y la mirada perdida de transeúntes golpeados por una crisis sin precedentes.
La Hoyada, más al centro de Caracas, tiene la misma situación: parece que los poseedores de locales han migrado al sector informal, cambiado de rubro o de país.
La batalla la está ganando la informalidad, el desorden y la ausencia de ley.
Los Policías Nacionales conviven con los pregoneros; solo vigilan que no haya robos o peleas.
Frente a sus ojos pasan jóvenes haciendo "motopiruetas" , declarado deporte nacional por Nicolás Maduro, mientras apresurados los transeúntes se persignan para no ser embestidos por los inescrupulosos "deportistas".
Toda esta escena a un mes de diciembre, típica fecha en la que el venezolano gasta incluso lo que no tiene por un poco de alegría navideña.