Los secuestros a manos de las extintas Farc que conmocionaron a Colombia, están rodeados de sufrimiento y dolor, y al mismo tiempo, de muchas preguntas sin respuesta que las víctimas de este flagelo quieren conocer, por ejemplo, la verdad de lo que sucedió con policías como Luis Hernando Peña Bonilla, quien fue secuestrado el 1 de noviembre de 1998.
Desde aquel fatídico día de la cruenta toma terrorista perpetrada por 1.500 hombres de las Farc a Mitú, capital del departamento de Vaupés, la familia de Peña Bonilla no sabe nada de él.
La hermana del comisario de la Policía, Yoleni Peña, participó de la audiencia de reconocimiento de responsabilidad realizada por la Jurisdicción Especial para la Paz, en la que exigió a los siete exmiembros del secretario de las extintas Farc comparecientes, respuestas concretas sobre su hermano desaparecido hace más de 23 años.
“Dentro de las muchas preguntas que tenemos y que siempre hemos pedido respuesta, es ¿si sabían que él tenía una enfermedad, por qué a Luis Hernando lo sacaron del listado del canje humanitario? ¿Dónde lo dejaron, qué pasó con él, quién dio la orden de sacarlo del campamento?”, fueron algunos de los cuestionamientos que le hizo Yoleni Peña a los exjefes de la Farc.
El 2 de julio de 2008, día de la emblemática Operación Jaque, que devolvió a la libertad a Ingrid Betancourt, a tres contratistas estadounidenses y a once uniformados, el intendente Armando Castellanos, uno de los liberados, reveló que Peña Bonilla había sido asesinado por las Farc en cautiverio, al parecer por cuanto padecía problemas mentales.
En la audiencia ante la JEP, el excabecilla Pastor Alape, dijo que “reconocemos que fue una orden de la dirección y que fue ejecutado”.
La familia de Peña Bonilla aún sigue sin cerrar el doloroso capítulo del secuestro y desaparición de su ser querido, exigen y esperan que las Farc cumplan con el compromiso de ubicar y entregar sus restos mortales.
Por: Jorge Adrián Orozco.