En La Noche, la noticia es la disputa, la guerra a muerte por el narcotráfico y control territorial, que libran dos peligrosas facciones de las antiguas FARC en el Suroeste de Colombia. Conflicto que agudiza, paradójicamente, cuando el actual gobierno del Presidente Gustavo Petro abandera como política de Estado su plan de “paz total” abierto a todas las agrupaciones criminales.
El epicentro del enfrentamiento es la zona rural del municipio de Puerto Guzmán, en el departamento de Putumayo, donde según reportes oficiales, 18 hombres murieron y sus cuerpos fueron literalmente apilados en una volqueta y tirados uno sobre otro en un cementerio local.
Las bandas criminales responsables de esta matanza son el Frente Carolina Ramírez y los denominados Comandos de la Frontera. El primero está asociado a las disidencias del frente primero de las FARC, que comanda Néstor Gregorio Vera, alias “Iván Mordisco”, mientras que los llamados comandos de la frontera provienen del antiguo frente 48 de las FARC y responden a la Segunda Marquetalia, que recordemos, está bajo el mando del excabecilla de las Farc Luciano Marín, alias “Iván Márquez”.
A hogares completos no les ha quedado otra opción que huir de la zona atemorizados. La red departamental de derechos humanos en el Putumayo denuncia que más de 15 familias salieron desplazadas por la reciente y sangrienta disputa de las organizaciones criminales de las antiguas Farc.
En medio de esta crítica situación en el Putumayo, parece no haber claridad sobre el número de muertes, ni cuántos hombres perdió cada bando en disputa. Mientras el gobierno nacional tiene el reporte de 18 decesos, el Frente Carolina Ramírez emitió un comunicado asegurando que fueron 23 las personas que murieron en cuatro horas de combates.
No hay lugar a dudas, el narcotráfico sigue siendo el principal motor de la guerra criminal entre las disidencias de las FARC que azota a Putumayo. Organizaciones como InSight Crime lo han advertido: El departamento es uno de los principales enclaves del narcotráfico, el río Putumayo da acceso a los puertos de Tumaco y Buenaventura, ubicados en el Pacífico colombiano, y además permite acceso directo para que los cargamentos de droga lleguen a Perú y Brasil, además de Ecuador.