Los parisinos han decidido prohibir el alquiler de monopatines eléctricos en su ciudad, determinación adoptada por la Alcaldía de la capital francesa tras organizar un referendo en el que participaron pocos ciudadanos.
De esta forma París se convierte en la primera capital del mundo que decide sacar de sus calles a estos nuevos vehículos.
Los monopatines eléctricos llegaron a París en 2018, desde entonces su aplicación y sus consecuencias han abierto un debate sobre la funcionalidad, la utilidad y conveniencia de estos medios de transporte.
Sus defensores dicen que facilita los desplazamientos a un coste muy asequible, mientras que sus detractores creen que son peligrosos, con una alta siniestralidad y con una elevada afectación del espacio público.
En América Latina, grandes urbes como Ciudad de México, Sao Paulo, Bogotá, Chile o Lima cuentan con estos monopatines eléctricos como parte de su oferta de transporte en algunas zonas, particularmente las más exclusivas o con importante afectación de tráfico de vehículos.
¿Es París, el ejemplo a seguir, o con una regulación adecuada se pueden minimizar los efectos negativos y asegurar la coexistencia con otro tipo de transporte tradicional?
Edder Velandia, académico de la Universidad de La Salle, en Colombia, dio su punto de vista sobre el tema en el programa Cuestión de Poder.
“Las patinetas tienen mejores tiempos de viaje (...) El tema de la siniestralidad es muy relativo”, consideró Velandia.