Petro dice que inició conversaciones “fuera de Colombia” con el Clan de Golfo, la mayor banda de narcotráfico del país
El presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego, anunció el inicio de diálogos con el Clan del Golfo, la mayor banda de narcotráfico del país señalado como uno de los mayores productores de cocaína del mundo.
"Hemos iniciado conversaciones fuera de Colombia con el autodenominado Ejército Gaitanista", dijo Petro durante un evento en el municipio de Tierralta, en el departamento de Córdoba, el viernes 8 de agosto.
Aunque Petro Urrego no proporcionó más detalles sobre las conversaciones con el grupo criminal, cabe mencionar que el mes pasado su Gobierno presentó una controvertida propuesta al Congreso para ofrecer a los grupos criminales ciertos beneficios, incluidas sentencias reducidas y no extradición, a cambio del desarme.
El Clan del Golfo es una poderosa organización criminal que tiene sus orígenes en los paramilitares de ideología de derecha. Sus cerca de 7.500 miembros se autodenominan Ejército Gaitanista de Colombia y representan uno de los principales desafíos de seguridad del Gobierno Petro en Colombia.
Además, se consideran un grupo político y exigen ser reconocidos como tal, en parte, para recibir un tratamiento judicial similar al de las guerrillas y los paramilitares.
Desde que comenzó su mandato como el primer presidente izquierdista de Colombia, Petro Urrego ha intentado sin éxito negociar el desarme con varios grupos armados a través de su denominado proyecto de "Paz total".
Actualmente, Colombia enfrenta altas cifras de cultivo ilícitos sin precedentes, que según las estimaciones de la ONU, son 253.000 hectáreas (625.000 acres).
Para enero de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, clasificó al Clan del Golfo como una organización terrorista a través de una orden ejecutiva poco después de comenzar su segundo mandato.
Por su parte, la ONU ha criticado fuertemente al grupo de narcotráfico colombiano por su reclutamiento violento de niños.
Finalmente, cabe mencionar que Colombia corre el riesgo de perder la ayuda financiera de Washington ya que su certificación como aliado en la guerra contra las drogas debe renovarse en septiembre y las tensiones diplomáticas desde el comienzo del Gobierno de Trump con el Gobierno Petro han ido en aumento.