Una tormenta de arena paraliza a Irak y provoca cierre de aeropuerto de Bagdad
Irak cerró temporalmente el aeropuerto de Bagdad el lunes debido a las asfixiantes nubes de polvo que cubrían la capital, la última tormenta de arena en un país que ha advertido que el cambio climático supone una "amenaza existencial".
Se trata de la décima tormenta de polvo desde mediados de abril que azota a Irak, que se ha visto azotado por intensas sequías, la degradación del suelo, las altas temperaturas y la escasez de lluvias relacionadas con el cambio climático.
A principios de este mes, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, el presidente Barham Saleh advirtió que la lucha contra el cambio climático "debe convertirse en una prioridad nacional para Irak, ya que es una amenaza existencial para el futuro de nuestras generaciones venideras".
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El lunes por la mañana, una espesa polvareda blanca cubrió la capital iraquí y sus alrededores, y la visibilidad se redujo a unos cientos de metros (yardas).
Los funcionarios del aeropuerto de Bagdad anunciaron la suspensión temporal de los vuelos durante unas horas antes de que se reanudaran en torno a las 10:30 horas (0730 GMT).
En Nayaf, ciudad santa chiíta del centro de Irak, el aeropuerto suspendió brevemente sus operaciones por la mañana antes de reabrir unas horas más tarde, cuando pasó la polvareda.
Los aeropuertos se han visto obligados a suspender los vuelos en varias ocasiones debido a las tormentas de arena en las últimas semanas.
En mayo, las tormentas de arena enviaron a miles de personas al hospital con problemas respiratorios, y dejaron una persona muerta.
Irak, que está entrando en la abrasadora temporada de verano, en la que las temperaturas superan a veces los 50 grados centígrados (122 Fahrenheit), está clasificado por las Naciones Unidas como uno de los cinco países más vulnerables del mundo al cambio climático y la desertificación.
El Ministerio de Medio Ambiente ha advertido que en las próximas dos décadas Irak podría soportar una media de 272 días de tormentas de arena al año, que se elevaría a más de 300 en 2050.