Unos 25.000 menores venezolanos migraron sin sus padres entre 2015 y 2019
Como resultado de la crisis en Venezuela, se estima que entre 2015 y 2019 unos 25.000 menores han salido de Venezuela sin la compañía de sus padres o de sus tutores legales.
Los niños y adolescentes (NNA) no acompañados son los que están separados de ambos padres y otros parientes y no están al cuidado de un adulto, mientras que los niños y adolescentes separados son los que están acompañados de otros miembros adultos de la familia, que no son los padres o representantes legales.
Según datos recopilados por el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH-UCAB), para finales de 2020 había 1.9 millones de niños y adolescentes venezolanos en situación de movilidad; de ellos, más del 55 % se movilizan sin documentos.
Para 2019, se calcula que más de 20.000 habían llegado solos a Colombia. En medio de la pandemia, cerca de 750 regresaron a Venezuela y tras la reapertura de la economía en países receptores, al menos 430 salieron de Venezuela solos o junto con otros mejores de edad, entre octubre de 2020 y febrero de 2021. Tan solo en la frontera entre Apure y Arauca, se detectaron 248 niños separados y 180 no acompañados en 2020.
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Según Save The Children en Colombia, el 70 % de los NNA salen con el objetivo de encontrar a sus padres que salieron antes y lograr la reunificación familiar.
Durante el 2019, el Plan regional de Respuesta para las Personas Refugiadas y Migrantes de Venezuela, advertía sobre la creciente llegada de familias con niños, así como de niños no acompañados o separados.
Más recientemente, el Plan resalta que la pandemia ha dado lugar a un aumento considerable de los casos de violencia de género y de necesidades de salud mental, al tiempo que ha provocado inseguridad alimentaria, aumento de los niveles de desnutrición y una creciente indigencia.
El informe destaca que la mayoría de los niños y adolescentes no acompañados que salen de Venezuela se trasladan a pie y tienen edades comprendidas entre 12 y 17 años que buscan convertirse en el proveedor de una familia. Una vez que cruzan la frontera, enfrentan problemas de desinformación, no cuentan con un plan ni una ruta previa para avanzar.
Las motivaciones que impulsan a los niños y adolescentes para salir solos de su país son variadas e incluyen factores personales, familiares, políticos y socioeconómicos. A veces salen con consentimiento y conocimiento de los padres. Otras de las razones de esta migración son las condiciones humanitarias o de violencia bastante complejas del lado venezolano y se agrega la presencia de grupos armados transfronterizos.
El texto reseña que las niñas, que se movilizan impulsadas por el deseo de encontrar un empleo, se establecen más rápidamente que los varones. Sin embargo, algunas son captadas por redes de tratas de personas. “El abuso sexual hacia las niñas es un riesgo frecuente”.
Algunos de los adolescentes son bachilleres, pero no pueden tener acceso al sistema educativo en Colombia por carecer de documentos de identidad.
Irene Cabrera, codirectora del Observatorio de Migraciones Internacionales de la Universidad del Externado, asegura que el tránsito de los niños no acompañados o separados ha sido uno de los fenómenos que ha registrado la Defensoría del Pueblo por los riesgos y la vulnerabilidad que enfrenta esta población infantil.
“Hay un número importante de padres que ha dejado a sus hijos en Venezuela y lo que vemos es que cada vez más estos hijos están empezado a cruzar la frontera”, expresó.
Asimismo, denuncia que los niños terminan siento captados y siendo utilizados por los grupos armados. “Hay familias que están llegando con sus hijos y por alguna situación terminan separándose y esto se debe a que aceptan traslados con extraños que terminan en separaciones familiares y es un fenómeno altamente preocupante porque hay niños y adolescente buscando a sus papás y no hay un sistema nacional que ofrezca un mecanismo claro para resolver este tipo de situaciones. Hay un riesgo de que los niños de improvisación a donde llegar y es donde terminan cayendo en reclutamiento de grupos criminales”, dijo.
Nicolás Mantilla, investigador de Temática de Niñez y Adolescencia Migrante y refugiada, asegura que este proceso migratorio es un fenómeno invisibilizado, aun cuando es un grupo está presente en especial el que se vive en Colombia proveniente de Venezuela.
El estudio destaca la necesidad de aplicar un instrumento que trace líneas de acción frente a la niñez no acompañada, basado en el principio de no discriminación establecido en la convención de los derechos del niño.