Avanza en Australia y Nueva Zelanda el Mundial de Fútbol femenino y, a diferencia del interés y atención que genera el mundial del mismo deporte masculino, el femenino ocupa un modesto lugar en los medios de comunicación.
Es la última evidencia de la disparidad que enfrentan las jugadores que compiten profesionalmente en el mismo deporte que sus pares masculinos.
Hoy, la BBC publica un artículo para reflexionar. Su autor se adentra en lo que el fútbol masculino puede aprender de las mujeres, tanto dentro como fuera del campo.
Los expertos citados hablan de una práctica deportiva menos ofensiva, menos fingida, cuando reciban faltas las jugadoras, con más espíritu deportivo y con un estilo de juego más controlado que se aleja del pelotazo que suele caracterizar el juego de los jugadores.
El ambiente es menos tóxico en el vestuario y en las gradas entre los aficionados, lo cual convierte el ambiente del fútbol femenino en mucho más seguro, con menos vulgaridad, ebriedad y agresiones físicas y verbales que el que a veces se ve o se vive en el masculino.
También fuera del terreno los analistas consultados destacan clubes con juntas directivas más diversas, que representan mejor a la sociedad y que contribuyen así, a encontrar nuevas audiencias y expandir el negocio.
¿Es cierto? ¿Se puede generalizar con esa simplicidad, describiendo así a una y otra competición?
Marisa Lara, analista de la cadena especializada ESPN en Ciudad de México, ofreció una entrevista en Cuestión de Poder de NTN24.