La OPEP en aprietos para acordar reducción de la producción de crudo
Los países de la OPEP terminaron este jueves en Viena una primera ronda de negociaciones sin ponerse de acuerdo sobre las modalidades de una reducción de la producción de crudo, muy esperada por los mercados para frenar la caída de los precios pero criticada por Donald Trump.
Tras varias horas de negociaciones entre los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el ministro de Energía saudita, Jaled al Faleh, sorprendió al expresar sus dudas sobre la posibilidad de un acuerdo final.
"No, no confío", dijo el ministro, interrogado sobre si creía en la conclusión de un acuerdo, precisando que las negociaciones se encallaban a la hora de establecer las cuotas de reducción de producción entre los 14 países de la organización.
En un hecho inusual en esta reunión semestral en la sede la OPEP, la rueda de prensa programada tras el encuentro fue cancelada.
El viernes, está prevista otra reunión entre la OPEP y sus socios, con Rusia a la cabeza. Estos dos grupos, que representan más de la mitad de la oferta mundial, van de la mano desde finales de 2016 por un acuerdo de limitación de la producción.
"Esperamos que llegaremos a un acuerdo mañana", declaró el ministro del Petróleo iraquí, Thamer al Ghadbane.
Juego de equilibrios
El cártel, que produce cerca de un tercio del crudo mundial, quiere encontrar la fórmula mágica que seduzca a un mercado volátil en el que los precios cayeron un 30% en dos meses.
"Buscamos una reducción suficiente para equilibrar el mercado", dijo el ministro de Energía saudita, Jaled al Faleh, un peso pesado de la organización, antes del inicio de esta importante reunión.
Al Faleh defendió una reducción de producción de "un millón de barriles por día". Pero este nivel, inferior a las expectativas de los mercados, provocó una nueva caída de los precios en los intercambios europeos. El barril de crudo Brent cayó incluso por debajo de los 60 dólares.
"Arabia Saudita sugirió una reducción de la producción más baja de lo que el consenso estimaba", explicó David Madden, analista para CMC Markets.
Pero aunque Riad tiene que encontrar un equilibrio frente a su aliado estadounidense, el ministro saudita aseguró que el cártel no iba a dejar dictarse su conducta.
Washington "no está en posición de decirnos lo que debemos hacer", estimó ante la prensa. "No necesito el permiso de nadie para disminuir" la producción, agregó.
Un día antes de la cita, el presidente estadounidense, Donald Trump, que presiona a la OPEP desde hace meses, instó a la organización a no hacer subir los precios del crudo, con la vista puesta en los consumidores estadounidenses.
Por su parte, el ministro iraní del Petróleo, Bijan Namdar Zanganeh, opuesto a la reducción de la producción de su país debido a las sanciones estadounidenses, ironizó el jueves sobre el tuit de Trump.
"Es la primera vez que un presidente de Estados Unidos dice a la OPEP lo que tiene que hacer", afirmó. La Administración de este país tendría que "saber que la OPEP no forma parte del departamento estadounidense de Energía", prosiguió.
El ministro estimó que la mayoría de países de la OPEP se decantaban por un precio del crudo "entre 60 y 70 dólares" el barril.
El papel clave de Rusia
Por su parte, el ministro de la Energía ruso, Alexander Novak, quien debe asistir a la reunión del viernes en Viena, señaló el jueves desde San Petersburgo que su país seguía "la situación real y la evaluación real del mercado".
Pero recordó que en pleno invierno, las "condiciones climáticas" rusas hacían "mucho más difícil reducir (la producción) que para otros países", dando a entender que un posible esfuerzo de Moscú se efectuaría más tarde. Para los analistas de Commerzbank, "Rusia tendrá un papel clave en este contexto".
El miércoles, la firma de corretaje londinense PVM estimó que una ausencia de reducción de la producción desencadenaría "un frenesí de ventas de proporciones bíblicas y garantizaría la vuelta a una sobreabundancia mundial de petróleo".
El margen de maniobra de la OPEP es reducido, con una Arabia Saudita con pocas posibilidades de desafiar abiertamente al presidente estadounidense después de la indignación internacional que generó el asesinato del periodista crítico con el poder del reino Jamal Khashoggi en el consulado de su país en Estambul.
El príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salmán, necesita tanto la protección de su aliado en la Casa Blanca como un barril de crudo más caro para llevar a cabo sus reformas económicas.