¿Las personas bonitas reciben más ofertas de trabajo y ganan más dinero?
El cuento corto
En 2013, unos economistas enviaron 10.000 hojas de vida ficticias a empleadores. Todas tenían las mismas habilidades. Pero los nombres y las fotos que acompañaban cada hoja de vida eran diferentes.
Descubrieron que el 54% de las “candidatas” atractivas recibían llamadas de los empleadores. Mientras que solo el 7% de las “candidatas” no atractivas fueron contactadas.
En el caso de los hombres, 47% de los “candidatos” atractivos recibieron llamadas versus un 26% de los no atractivos. Otros estudios han llegado a conclusiones muy similares.
De Estados Unidos a Australia y de Canadá a la China, hay evidencia de que los más lindos reciben más ofertas de trabajo y ganan más dinero que los individuos menos agraciados.
Esto es lo que se conoce como “la prima de la belleza” en el mercado laboral. Y estamos hablando de mucho dinero. Investigaciones han demostrado que en los Estados Unidos las personas consideradas más lindas pueden ganar hasta 230.000 dólares más durante toda su vida que las personas igualmente capacitadas pero menos atractivas.
Todo esto está muy relacionado a un sesgo bastante común en la sociedad que nos lleva a atribuir cualidades positivas a las personas cuyas apariencias encajan con los estándares tradicionales de belleza. Es la idea de que lo “bello es bueno”.
“Por ejemplo, creemos que son más inteligentes, creemos que son personas más saludables, creemos que son personas más competentes socialmente. En fin, compartimos como sociedad la idea de que las personas bellas tienen un conjunto de rasgos que son no solamente apreciados si no que en cierto sentido nosotros también quisiéramos poseer”, asegura Julio Eduardo Cruz, del departamento de Sicología de la Universidad de los Andes, en Colombia.
Este fenómeno tiene repercusiones más allá del trabajo: desde el ámbito académico hasta el romántico, a los lindos les suele ir mejor en la vida. El verse bien puede ser tal motor de movilidad social que en países como Brasil existe lo que se conoce como el “derecho a la belleza” y las cirugías estéticas son subsidiadas por el Gobierno.
Sin embargo, la mayoría de los expertos advierten que la cirugía plástica no es la solución. El solo costo de la operación tiende a ser mayor que cualquier aumento salarial que logre. Si la idea es subir de sueldo, sigue siendo mejor inversión más educación. Y, por supuesto, el trabajo duro, que está al alcance de todos.