Álvaro Uribe renuncia a la prescripción de su proceso por manipulación de testigos: "A pesar de que la ley me otorga un camino corto, no puedo declinar el camino de la verdad"
El pasado 19 de agosto el Tribunal Superior de Bogotá revocó la orden de prisión domiciliaria contra el expresidente colombiano Álvaro Uribe como parte de una condena por los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal, al tiempo que ordenó su libertad "inmediata" hasta que se defina su caso en segunda instancia.
La juez 44 con función de conocimiento de Bogotá, Sandra Liliana Heredia, condenó a Uribe el primero de agosto a 12 años de prisión en medio de un proceso por manipulación de testigos, convirtiéndolo en el primer exmandatario sentenciado en la historia del país sudamericano.
Pese a que el proceso está llegando a su línea límite, este lunes el presidente Uribe envió una carta dirigida al Tribunal que revisa la apelación de su condena, en la que pide renunciar a la prescripción del caso.
La indagatoria al expresidente Uribe se realizó el 8 de octubre de 2019; a partir de ahí se cuentan seis años de proceso, lo que quiere decir que la prescripción sería 8 de octubre de 2025.
Según el exmandatario en la carta "la condena impuesta es equivocada e injusta. Por ello, en ejercicio de mi defensa material, he solicitado a la Sala, a través del recurso de apelación, que se revoque el agravio a mis derechos y se reconozca mi inocencia, probada en juicio", dijo.
Uribe Vélez señaló que está firme en su deseo "renunciar a la prescripción", pese a que sus abogados le reiteraron "las consecuencias favorables que, para mi situación jurídica, traería su muy probable ocurrencia".
Las razones, según Uribe, serían:
"El apego a verdad ha sido una constante en mi vida pública y su búsqueda ha sido mi propósito incesante, tras ser por años el receptor de las más viles calumnias", dice la misiva.
Asimismo, señaló que, "a pesar de que la ley me otorga un camino corto y sencillo para salir de este tortuoso proceso, no puedo aceptarlo, pues, aún con el peso de la injusta condena y estando mi libertad en juego, no puedo declinar el camino de la verdad".
"La confianza depositada en mí, por la patria y mis compatriotas, me impone, en esta encrucijada, dar ejemplo y optar por el camino que, por más difícil o riesgoso, es correcto y coherente con lo que he defendido a lo largo de mi vida; la verdad", añadió el también exsenador.
"No sólo renuncié a mi derecho a guardar silencio, sino que procuré, por conducto de mis abogados, acompañar al juicio nutrida prueba, testimonial y documental. De ello, da cuenta el hecho de que fueron aproximadamente setenta (70) sesiones de audiencia en donde se recogió toda la práctica probatoria", dijo.
Sin embargo, Uribe estima, "que ese derecho a ser oído no fue respetado materialmente por la primera instancia", pues agrega que en el proceso se "echó de menos la valoración de gran parte de los hechos probados en juicio".
Y agregó: "sería hipócrita de mi parte reclamar mi derecho a ser escuchado, en procura de la verdad, y pretender que ello se realice por la Sala de forma real y adecuada, en un término bastante inferior a aquel que se requiere sólo para tener la oportunidad de escuchar todas las audiencias, revisar los alegatos de conclusión".
Para el expresidente, "la prescripción de la acción penal, que nunca he buscado y de la que no quiero beneficiarme, no puede privarle la oportunidad a la Sala de tener las condiciones materiales mínimas para proferir un fallo que, independientemente de su sentido, sea el resultado de un análisis sereno, ponderado e integral de la prueba".
Según Uribe, basado en los términos del artículo 85 del Código Penal, pide entonces "la renuncia que hago al derecho de verme favorecido por la prescripción de la acción penal y que adopten, en mí caso, la decisión de fondo que en derecho corresponda, conforme sólo a lo probado en juicio, a lo que ordena la ley y lo que sea justo".