Petro y las dictaduras buenas: por Arturo McFields Yescas

Nicaragua

Petro y las dictaduras buenas: por Arturo McFields Yescas

Lea aquí la última columna de opinión de Arturo McFields Yescas, exembajador de Nicaragua ante la OEA.

El Presidente Gustavo Petro comenzó su mandato buscando establecer relaciones de hermandad y respeto con Nicaragua, Venezuela y Cuba, las tres dictaduras de las Américas. Sin embargo, la luna de miel duró muy poco. El pasado viernes 9 de septiembre el Canciller Álvaro Leyva dijo al Periodista Daniel Coronel, que el Presidente de Nicaragua es un “violador por excelencia de los derechos humanos” y que “de ninguna manera estamos con el señor Daniel Ortega”.

El nuevo gobierno de Petro tardó un mes en descubrir que el Comandante Ortega, responsable del asesinato de 355 personas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es un violador de los derechos humanos con quien no se puede negociar ya que todo lo resuelve “a patadas”, según indicó el Canciller Leyva.

Los acercamientos con Ortega fueron evidenciados el pasado 12 de agosto, cuando la Organización de Estados Americanos (OEA) realizó una Sesión Especial sobre Nicaragua con el fin de condenar las violaciones a los derechos humanos, los ataques a la libertad religiosa y el cierre arbitrario de oenegés, las que hoy suman casi 1.800 organizaciones. Colombia no asistió a esta Sesión y por más de 15 días guardó  “silencio diplomático” respecto a su ausencia y su aparente complicidad con Ortega. Las cosas se transparentaron hasta que, tras un petitorio legal presentado por el periodista Camilo Merlano, la Cancillería reconoció públicamente que su ausencia en la OEA fue una decisión cuyo fin último era avanzar gestiones humanitarias con el dictador de Nicaragua.

Ortega dio su propia versión de los hechos y humilló públicamente al gobierno de Petro. Mientras la Cancillería Colombiana mantuvo su silencio diplomático, el régimen de Nicaragua, mediante sus voceros oficiosos, anunció que no estaba dispuesta a negociar ni la liberación de presos políticos ni muchos menos los fallos de la Corte Internacional de Justicia. A partir de este momento Colombia descubrió que el régimen de Nicaragua era una dictadura mala a la que había que denunciar públicamente y condenar en resoluciones internacionales como el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra.

Cuba y Venezuela también son dictaduras

Me cuesta entender la defensa parcial de los derechos humanos del gobierno de Colombia. Mientras se anuncia que promoverán y defenderán los derechos humanos dentro y fuera del país, se guarda un silencio sepulcral sobre los presos políticos, los ataques a la libertad de expresión y las violaciones a los derechos humanos en Cuba y Venezuela.

Comencemos por Cuba, según la organización Prisioners Defenders en la isla existen más de 1.250 presos políticos que incluyen hombres, mujeres, niños y niñas menores de edad. Organismos como Amnistía Internacional han destacado que lejos de avanzar en la libertad de expresión, Cuba ha intensificado su maquinaria de control contra la libertad de expresión y organización cívica, vigilando y hostigando a defensores de derechos humanos, artistas y periodistas. En Cuba las modalidades de control y represión han ido evolucionado y perfeccionándose. De acuerdo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el internet es el nuevo campo de batalla usado para censurar la libertad de expresión y los derechos humanos de todos los ciudadanos.

En la Venezuela de Nicolás Maduro, existen al menos 250 presos políticos en condiciones infrahumanas, mientras la libertad de expresión sigue siendo blanco de ataques como: eliminación de licencias de medios de comunicación, confiscación de equipos y adjudicación de propiedad privada. Aquí también el bloqueo o censurar medios en línea es una práctica cotidiana para evitar que la verdad salga a la luz en medio de la estruendosa narrativa oficial.

Pese a estos hechos irrefutables e inadmisibles, el Presidente Petro ha renovado las relaciones diplomáticas con Cuba e incluso el Canciller Leyva dijo que no considera que la Habana sea un Estado patrocinador del terrorismo a como lo indicado el gobierno de los Estados Unidos.

Sobre Venezuela, el mandatario colombiano también ha decidido ver hacia otro lado y se encuentra optimista con el avance del restablecimiento de relaciones y la apertura de sus fronteras, prevista para el próximo 26 de septiembre de este año. “Confirmamos el compromiso del gobierno por restablecer las relaciones de hermandad” con Venezuela. Todo esto avanza sin exigir un mayor respeto a los derechos humanos y la liberación de presos políticos.

Con respecto a Nicaragua, celebramos el compromiso renovado de Colombia con los derechos humanos y la denuncia de las atrocidades de Daniel Ortega. Sin embargo, la Paz Total no debe ser una paz a medias o sesgada por conveniencia, debe ser honesta, firme e integral. Tan dictador fue Pinochet ayer en Chile como lo es hoy Ortega en Managua, Maduro en Caracas o Díaz-Canel en la Habana. Cuando se trata de dictaduras no existen dictaduras buenas.

Arturo McFields Yescas, exembajador de Nicaragua ante la OEA.

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