La fórmula de paz ucraniana y su dimensión global: por qué es importante para la comunidad mundial

Ucrania

La fórmula de paz ucraniana y su dimensión global: por qué es importante para la comunidad mundial

Análisis de Yulia Tsyrfa, Profesora asociada de estudios regionales, Instituto de relaciones internacionales de Kyiv, Ucrania.

Introducción. La Necesidad de Prevenir las Guerras Agresivas y su Importancia

La necesidad de resolver pacíficamente las disputas y evitar el estallido de conflictos armados a escala mundial ha estado en la agenda de la mayoría de los países desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, el deseo de la Federación Rusa de cambiar el orden mundial formado tras el colapso de la URSS, apoyándose en el uso de métodos convencionales de confrontación, ha planteado nuevas tareas a los actores clave de las relaciones internacionales que incluyen tanto el desarrollo de nuevos métodos de superación efectiva y absoluta de la agresión como evitar incluso la posibilidad potencial de iniciar conflictos globales o regionales.

En este contexto, la experiencia de Ucrania puede considerarse única. La invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia el 24 de febrero de 2022 no sólo marcó el comienzo del mayor conflicto iniciado en Europa tras el final de la Segunda Guerra Mundial, sino que también hizo reflexionar a la humanidad sobre la necesidad de desarrollar un mecanismo práctico que ayudara a evitar enfrentamientos armados y guerras entre Estados en el futuro. El Estado ucraniano sin duda tiene derecho a presentar las propuestas pertinentes: la evolución de los algoritmos para poner fin a las hostilidades, iniciar un proceso de paz, así como seguir recaudando reparaciones y castigando a los criminales de guerra rusos no sólo se convertirá en la base para poner fin a la guerra en Ucrania, sino que también debería ayudar a otros países a evitar conflictos y la amarga experiencia bélica.

"La Fórmula de Paz ucraniana se está convirtiendo en mundial. Garantiza la plena fuerza de la Carta de las Naciones Unidas para detener la agresión contra Ucrania y eliminar sus consecuencias y, por lo tanto, puede convertirse en un modelo para garantizar la plena fuerza del derecho internacional en caso de otras agresiones más adelante", subrayó el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskiy, dirigiéndose a los participantes en las consultas internacionales sobre los principios clave de la paz para Ucrania que tuvieron lugar en Malta los días 28 y 29 de octubre de 2023. Estas consultas siguieron a las reuniones entre representantes de Ucrania y sus Estados socios en Dinamarca (24 de junio de 2023) y Arabia Saudí (5 de agosto de 2023), acercando lógicamente la primera Cumbre Global de Paz: habiéndose celebrado en Suiza los días 15 y 16 de junio de 2024, esta última marcó el inicio de la implementación de la Fórmula de Paz presentada a la comunidad mundial por el presidente Volodymyr Zelenskiy durante la 17ª Cumbre del G20 en Indonesia el 15 de noviembre de 2022. Esbozando 10 puntos clave que pondrán fin a la guerra en Ucrania en condiciones justas, la Fórmula de Paz es principalmente un mecanismo para lograr la paz en Ucrania. Si en su aplicación participa el mayor número posible de Estados de todas las regiones del mundo, las instituciones internacionales podrán, en consecuencia, poner fin de manera justa a esas guerras agresivas y lograr la paz, y la propia Fórmula de Paz, debido a la universalidad de sus disposiciones, puede convertirse en una nueva base para tomar decisiones relevantes en el futuro.

Cumbre de Paz en Suiza, junio de 2024. Fuente: Oficina del Presidente de Ucrania

La Filosofía de la Fórmula de Paz en Ucrania: ¿Qué Debería hacerse y Qué Podría Cambiarse?

I. Seguridad nuclear y radiológica

Todo uso de la energía, las instalaciones, los dispositivos y los objetos nucleares debe estar debidamente regulado, controlado y ser seguro para el medio ambiente, ya que los accidentes en las instalaciones nucleares pueden tener repercusiones transfronterizas. De hecho, la guerra de Rusia contra Ucrania ha puesto en peligro la seguridad radiológica y nuclear en el mundo, obligando a los actores internacionales a poner en el orden del día la eficacia del OIEA y la protección de los Estados del mundo frente a un nuevo desastre nuclear. Todos recuerdan la catástrofe de Chornóbyl en Ucrania del 26 de abril de 1986 y la serie de explosiones en la central nuclear japonesa de Fukushima Daiichi del 11 de marzo de 2011, ya que provocaron la contaminación radiactiva de amplias zonas y obligaron a cientos de miles de personas en ambos países a trasladarse urgentemente de sus hogares a zonas seguras. Sin embargo, la ocupación rusa de la central nuclear de Zaporizhzhia, que es la mayor de Europa, podría acarrear consecuencias mucho más trágicas.

Tras la explosión de Chornóbyl, una ola radiactiva se cernió sobre la región europea durante dos semanas cubriendo principalmente el territorio de Ucrania y Bielorrusia. Pero las posibles consecuencias del accidente de Zaporizhzhia podrían ser diez veces más potentes: la zona de exclusión abarcaría 300.000 km², ya que esta área quedaría cubierta por el cesio radiactivo y, por tanto, dejaría de ser apta para vivir o cultivar durante los próximos 100.000 años; hasta 2 millones de personas tendrían que ser reubicadas; y las sustancias radiactivas se extenderían por toda la región europea. Así pues, el OIEA debe demostrar ahora su capacidad para desempeñar un papel de liderazgo en el mantenimiento de la seguridad nuclear y la aplicación de garantías en las instalaciones nucleares civiles sin sucumbir a las provocaciones de un Estado agresor. El fracaso de la iniciativa del OIEA de crear una zona de seguridad alrededor de la central nuclear de Zaporizhzhia y el actual control sobre ella por parte de las tropas rusas demuestran la debilidad de esta estructura y la necesidad de nuevas normas internacionales para el tratamiento de las instalaciones nucleares civiles durante los conflictos armados, con el fin de garantizar la seguridad de la central nuclear ucraniana y evitar posibles catástrofes globales provocadas por el hombre en el futuro.

II. Seguridad alimentaria

Dado que Ucrania es uno de los exportadores mundiales más importantes de cereales y productos agrícolas, la guerra de Rusia contra Ucrania tiene un impacto negativo en la seguridad alimentaria de todo el mundo. En 2021, la cuota de Ucrania en las exportaciones mundiales de aceite de girasol fue del 45%, la de maíz del 15% y la de trigo del 10%. Además, el Estado ucraniano siempre ha sido uno de los principales proveedores de grano a los mercados asiáticos y africanos que sufren escasez de productos agrícolas o incluso se enfrentan a la amenaza de hambruna: por ejemplo, los suministros de trigo ucraniano a Eritrea ascendieron al 47% en 2021. Después de que la Federación Rusa iniciara su guerra contra Ucrania, este país perdió la capacidad de vender libremente sus exportaciones agrícolas: la presencia de los buques de guerra rusos en el Mar Negro y en el Mar de Azov, el bloqueo y la destrucción de las infraestructuras portuarias ucranianas, así como la incautación directa de los productos agrícolas ucranianos que quedan en los almacenes de los territorios ocupados por Rusia amenazan directamente a decenas de países de todo el mundo, ya que millones de personas se enfrentan a un enorme riesgo de hambre o de inseguridad alimentaria aguda. La retirada de Rusia de la Iniciativa de Granos de 2022, concluida con la mediación de Turquía y la ONU para desbloquear las exportaciones de grano ucraniano a través del Mar Negro partiendo de tres puertos ucranianos – Odesa, Chornomorsk y Pivdennyi – demostró que un Estado agresor no está dispuesto a cumplir el derecho humanitario. Por ello, la comunidad internacional debe tomar las medidas necesarias para presionar a Rusia y garantizar la seguridad alimentaria mundial.

Además, la aplicación conjunta de iniciativas internacionales como "Grano de Ucrania" y "Corredores de Solidaridad de la UE" contribuye actualmente no sólo a apoyar la economía ucraniana, sino también a mejorar la situación alimentaria en el mundo en su conjunto. En el marco de la iniciativa alimentaria humanitaria "Grano de Ucrania", por ejemplo, Ucrania ya ha exportado más de 220.000 toneladas de grano a 10 países, garantizando al mismo tiempo la seguridad alimentaria de 8 millones de personas.

La segunda cumbre internacional "Grano de Ucrania". Kyiv, 25 de noviembre de 2023. Fuente: Oficina del Presidente de Ucrania

III. Seguridad energética

Dado que las instalaciones energéticas forman parte de las infraestructuras críticas de cualquier país, la destrucción deliberada de infraestructuras energéticas (incluidas centrales eléctricas, equipos de alta tensión, generadores, subestaciones transformadoras, etc.) por parte de las tropas rusas puede calificarse de terror energético contra Ucrania. Los ataques a las instalaciones energéticas, especialmente en el periodo invernal, y el uso del frío como arma se han convertido en una amenaza regional e internacional que afecta negativamente a los precios de los recursos energéticos básicos y de la electricidad en todo el mundo. Antes de la invasión a gran escala de Ucrania, este país exportaba electricidad a cuatro países europeos: Polonia, Rumania, Eslovaquia y Hungría. En la actualidad, el Estado ucraniano ha perdido cerca del 70% de su capacidad de generación, lo que no sólo le ha privado de la oportunidad de cooperar con socios internacionales, sino que también ha provocado la crisis energética en el país, obligando a la población y a las empresas ucranianas a sufrir largos cortes de luz y destruyendo directamente la economía del país. En este caso, es urgente establecer y garantizar una protección constante y una supervisión internacional de la seguridad de las instalaciones energéticas de Ucrania que permita restaurar la infraestructura energética del país y prevenir situaciones similares en el futuro: las instalaciones energéticas no deben convertirse en objetivos de agresiones militares que deben estar garantizadas por los mecanismos reguladores y sancionadores internacionales apropiados.

IV. Liberación de presos y deportados

Intercambio de prisioneros con Rusia el 31 de mayo de 2024. Fuente: Suspilne Novyny
Minimizar el sufrimiento de los prisioneros y deportados es una prioridad incondicional del derecho internacional y debe ser el centro de atención de las instituciones internacionales y las autoridades nacionales. Actualmente, miles de prisioneros ucranianos, incluidos civiles, están siendo detenidos a la fuerza por las autoridades rusas en los territorios temporalmente ocupados de Ucrania y en la propia Rusia, así como hay decenas de miles de casos que atestiguan violaciones de los derechos de los prisioneros de guerra y civiles ucranianos en el cautiverio ruso.

Intercambio de prisioneros con Rusia el 31 de mayo de 2024. Fuente: Suspilne Novyny

La Federación Rusa, en violación de las disposiciones del Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra, de 12 de agosto de 1949, y del Protocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra de 1949, se burla abiertamente del derecho internacional humanitario. Según las autoridades ucranianas, cerca de 30.000 civiles se encuentran cautivos en Rusia. También se sabe que más de 19.000 niños ucranianos han sido deportados a Rusia y a los territorios temporalmente ocupados de Ucrania. De hecho, la viabilidad del derecho internacional y la estabilidad de las instituciones internacionales diseñadas para garantizar su supremacía en el mundo (principalmente, la ONU y sus organismos especializados) dependen directamente de la liberación de los ucranianos capturados y deportados y de la debida protección de sus derechos.

V. Restauración de la integridad territorial de Ucrania

Según el artículo 2 de la Carta de la ONU, todos los Estados miembros de esta organización se abstendrán en sus relaciones internacionales de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado. La soberanía, independencia, unidad e integridad territorial de Ucrania dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas, tal y como fueron definidas en el momento de su independencia en 1991, deben ser respetadas de acuerdo con la Carta de la ONU y los principios del derecho internacional. Por lo tanto, la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y la posterior ocupación de partes de las regiones de Donetsk, Zaporizhzhia, Lugansk y Jersón, así como su incorporación ilegal a la Federación de Rusia mediante la organización de "referendos" ilegales violan directamente la Carta de las Naciones Unidas y los principios del derecho internacional. Por lo tanto, los Estados y las organizaciones internacionales no deben reconocer ningún cambio en el estatus de las regiones de Ucrania realizado por la Federación Rusa, ya que tal comportamiento podría sentar una serie de precedentes internacionales que allanarían el camino para la toma violenta de territorios de otros países en el futuro.

El primer paso en esta dirección se dio cuando los Estados aprobaron la Resolución 68/262 de la Asamblea General de la ONU "Integridad territorial de Ucrania" el 27 de marzo de 2014 y, por tanto, reafirmaron que los países debían abstenerse de realizar acciones dirigidas a socavar parcial o totalmente la unidad nacional y la integridad territorial de Ucrania, incluido cualquier intento de modificar las fronteras de Ucrania mediante la amenaza o el uso de la fuerza u otros medios ilícitos. Sin embargo, el continuo desprecio de la Federación Rusa por las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas debería contribuir al establecimiento de mecanismos internacionales que pudieran obligar a Rusia a respetar y aplicar las disposiciones de este instrumento internacional, que es una garantía del cumplimiento de sus objetivos y principios y de la protección de otros Estados del mundo frente a posibles agresiones externas y la toma de sus territorios.

VI. Retirada de las tropas rusas y cese de las hostilidades

La soberanía, la independencia y la integridad territorial de los Estados miembros de la ONU sólo pueden defenderse eficazmente cuando no hay tropas extranjeras desplegadas ilegalmente en su territorio y los respectivos gobiernos tienen pleno control sobre sus fronteras internacionalmente reconocidas. Parece imposible restaurar la soberanía y la integridad territorial de Ucrania mientras las tropas rusas permanezcan en su territorio. En este caso, se entiende no sólo la necesidad de la retirada completa de las tropas rusas, sino también el cese de los crímenes de guerra cometidos por ellas contra la población militar y civil. En otras palabras, el desarrollo de un algoritmo universalmente reconocido para el cese de las hostilidades, la retirada de las tropas extranjeras del territorio de un Estado y la puesta en marcha de nuevos procesos de consolidación de la paz en el caso de Ucrania podría convertirse en un ejemplo eficaz para poner fin a los conflictos en distintas regiones del mundo y establecer una paz duradera.

VII. Restauración de la justicia

Las cuestiones relativas al restablecimiento de la justicia al término de los conflictos y guerras internacionales cobraron relevancia tras la Segunda Guerra Mundial, al tiempo que se demostraba la eficacia de los mecanismos para castigar a los criminales de guerra y la posibilidad de aplicar algoritmos para la compensación equitativa de los daños causados por el agresor. Los Juicios por Crímenes de Guerra de Núremberg y Tokio, que dieron lugar a sentencias judiciales contra representantes del mando nazi, demostraron la posibilidad de unir a la comunidad internacional para restablecer la justicia. La rendición de cuentas por los crímenes internacionales más graves cometidos en el territorio de Ucrania debe garantizarse mediante investigaciones y enjuiciamientos apropiados, justos e independientes a nivel nacional o internacional, con el fin de prevenir futuros crímenes en todo el mundo. Ahora, el establecimiento de un Tribunal Internacional Especial para el Crimen de Agresión contra Ucrania es el paso necesario y el único eficaz para llevar a Rusia ante la justicia a nivel internacional. Tras la conferencia internacional "Restaurar la justicia para Ucrania", celebrada en los Países Bajos el 2 de abril de 2024, esta idea ya ha recibido el apoyo de los representantes de 44 países.

Diferentes actores nacionales e internacionales también están realizando esfuerzos para recabar pruebas, incluida la Corte Penal Internacional. Se está desarrollando el Mecanismo Internacional de Indemnización para garantizar que Rusia sea indemnizada por todos los daños que ha causado a Ucrania. El 2 de abril de 2024, se lanzó oficialmente en La Haya el Registro de Daños para Ucrania, con el fin de facilitar la plena compensación de los daños causados por la agresión rusa. Así pues, los representantes de la comunidad internacional son claramente conscientes de la necesidad de restablecer la justicia al término de la guerra en Ucrania, ya que estas medidas podrían ayudar a restaurar el Estado de derecho y la arquitectura de seguridad no sólo a escala regional, sino también mundial.

VIII. Seguridad ecológica

La guerra de la Federación Rusa contra Ucrania ha causado daños medioambientales a gran escala que han provocado una contaminación sin precedentes de los territorios, la destrucción de ecosistemas y la aniquilación biológica de diferentes especies tanto en Ucrania como a escala de toda la región y del mundo. La destrucción del medio ambiente está prohibida por el derecho penal internacional. En cambio, Rusia está tomando todas las medidas para destruir el sistema ecológico de Ucrania y, por lo tanto, está privando no sólo a su población, sino también a su flora y fauna de un hábitat adecuado. Al volar la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka el 6 de junio de 2023, los militares rusos no sólo desencadenaron un desastre a gran escala provocado por el hombre cuyas consecuencias fueron fatales para todas las regiones del sur de Ucrania, sino que también provocaron la contaminación del Mar Negro y del Mar de Azov que sintieron todos los Estados del Mar Negro. Alrededor de 80 asentamientos y 10.000 hectáreas de tierras agrícolas de Ucrania, donde se cultivaban principalmente hortalizas y frutas, quedaron inundadas. Animales y plantas con diferentes estados de conservación están amenazados de muerte o aniquilación. Algunos ecosistemas se han perdido para siempre.

Además, más de 144.000 km² del territorio ucraniano se consideran actualmente potencialmente minados, lo que confiere al país el estatus de territorio más minado del mundo. Según las estimaciones preliminares del Gabinete de Ministros de Ucrania, el proceso de desminado durará más de 70 años si termina la guerra en Ucrania. Y el proceso de restauración del ecosistema de Ucrania tras los actos de terrorismo medioambiental llevados a cabo por la Federación Rusa podría llevar al menos 50 años. Por lo tanto, garantizar la seguridad ecológica de los diferentes estados del mundo es también una tarea de todos los miembros de la comunidad internacional, ya que el medio ambiente no está dividido por fronteras internacionales – es único y vital para todas las naciones.

Consecuencias de la explosión de la central hidroeléctrica de Kajovka. Fuente: Glavkom

IX. Prevención de la escalada y la repetición de la agresión

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, los Estados miembros de la ONU firmaron la Carta de las Naciones Unidas y se comprometieron así a cumplir las disposiciones del derecho internacional y a contrarrestar la posible repetición de una agresión internacional. Sin embargo, las acciones agresivas de la Federación Rusa en Ucrania han demostrado que algunos Estados son incapaces de cumplir el derecho internacional vigente, violando sus obligaciones. Esta situación ha sentado un precedente que ha obligado a la comunidad internacional a reconsiderar sus planteamientos para garantizar la seguridad mundial y desarrollar mecanismos eficaces para prevenir las agresiones armadas. Prevenir la repetición de una agresión sólo es posible si la seguridad de un Estado está garantizada por instrumentos jurídicamente vinculantes.

Para evitar la escalada de la guerra o la repetición de la agresión, Ucrania debe contar con compromisos y acuerdos de seguridad claros, positivos y obligatorios que sean jurídicamente vinculantes, a diferencia de las disposiciones del Memorándum de Budapest de 1994. Rusia demostró la ineficacia de este último al desatender sus obligaciones de reconocer y apoyar la independencia y la integridad territorial de Ucrania. Por eso, los acuerdos bilaterales de seguridad que se están elaborando y firmando entre Ucrania y otros Estados contienen medidas para prevenir nuevas agresiones contra Ucrania, medidas en caso de una nueva agresión, aplicación de mecanismos de sanción contra un Estado agresor y los componentes de seguridad regional. Hasta la fecha, se han firmado 20 acuerdos de seguridad en el marco de la Declaración Conjunta de Apoyo a Ucrania adoptada por los líderes del Grupo de los Siete en 2023, que demuestra la importancia mundial de prevenir nuevos conflictos armados y la necesidad de lograr una paz duradera.

X. Confirmación del fin de la guerra

Alcanzar una paz verdaderamente global, justa y duradera sólo es posible si se restablece la integridad territorial y la soberanía de Ucrania dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas y se formaliza jurídicamente a nivel internacional el fin de la guerra. Este paso prevé el establecimiento de un marco claro para poner fin a la guerra, establecer compromisos y acuerdos de seguridad, fijar las condiciones para el arreglo posbélico, acordar las modalidades de financiación de la reconstrucción de Ucrania, así como desarrollar mecanismos para evitar que se repita la agresión contra Ucrania y cualquier otro Estado en el futuro, pequeño o grande. Con este fin, las autoridades ucranianas pusieron en marcha la Cumbre Global de Paz, ya que los distintos países sólo pueden confirmar sus compromisos con estas disposiciones utilizando la plataforma internacional.

La actual situación política internacional, así como los intentos de algunos estados de satisfacer sus propios intereses redistribuyendo esferas de influencia y manipulando palancas económicas y energéticas no permiten a Ucrania obtener un apoyo inequívoco a todos los puntos de la Fórmula de Paz. La intensa cooperación de varios Estados con la Federación Rusa obligó a Ucrania a reducir el orden del día de la Cumbre Global de la Paz a tres puntos: seguridad alimentaria; seguridad nuclear y energética; y liberación de todos los ucranianos capturados y deportados, adultos y niños, secuestrados por Rusia. Sin embargo, este paso permitió a las autoridades ucranianas implicar en la Cumbre Global de la Paz a 101 países y organizaciones internacionales que representan a todas las partes del mundo y continentes: América Latina, Oriente Medio y Asia, África, Europa, el Pacífico, Australia y Norteamérica. El Comunicado Conjunto sobre un Marco de Paz que siguió al evento permitió a la comunidad internacional declarar su deseo de obligar a Rusia a una paz justa. Además, el apoyo mundial a los esfuerzos internacionales de Ucrania le ayudó a iniciar los preparativos de la segunda Cumbre Global de la Paz, que debería consagrar la necesidad de aplicar otros puntos de la Fórmula de la Paz para detener e impedir en el futuro la agresión en distintas partes del mundo.

Conclusiones

La falta de voluntad de la Federación Rusa para aceptar y reconocer la legitimidad de las medidas internacionales adoptadas por Ucrania para lograr la paz y la estabilidad demuestra la renuencia de las autoridades rusas a poner fin a la guerra y confirma una vez más el carácter agresivo de la política exterior de la Federación Rusa. La aplicación de la Fórmula de Paz ucraniana y la consiguiente confirmación del fin de la guerra serían una clara señal de que ningún agresor potencial, independientemente del continente, el tamaño, la población o la fuerza militar, podrá imponer su voluntad a otro Estado por la fuerza violando el derecho internacional y despreciando abiertamente las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas. Por lo tanto, la aplicación de la Fórmula de Paz ucraniana es una forma directa no sólo de poner fin a la guerra contra Ucrania, sino también de crear nuevos mecanismos internacionales para prevenir la agresión y mantener el orden internacional establecido basado en estrictos principios de seguridad.

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