Bukele consideró que la aprobación de reelección indefinida no es "el fin de la democracia" y que la decisión ha sido criticada porque la tomó "un país pobre"

El Salvador

Bukele consideró que la aprobación de reelección indefinida no es "el fin de la democracia" y que la decisión ha sido criticada porque la tomó "un país pobre"

Afirmó que países como El Salvador, a su modo de ver, no están destinados a hacer lo que las naciones ricas “hacen” sino lo que les “digan”.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se pronunció este domingo en un extenso mensaje sobre la reforma constitucional, aprobada el pasado jueves por el Congreso de su país dominado por el oficialismo, que permite la reelección indefinida, amplía el mandato de cinco a seis años, y elimina la segunda vuelta electoral.

Bukele rechazó que la decisión del Congreso se traduzca en el “fin de la democracia” en El Salvador y señaló que la reforma ha sido criticada debido a que la tomó un “país pequeño y pobre”.

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“El 90% de los países desarrollados permiten la reelección indefinida de su jefe de gobierno, y nadie se inmuta. Pero cuando un país pequeño y pobre como El Salvador intenta hacer lo mismo, de repente se convierte en el fin de la democracia”, aseguró.

Afirmó que habrán críticos que “se apresurarán a señalar que un sistema parlamentario no es lo mismo que uno presidencial, como si ese tecnicismo justificara el doble rasero”. “Pero, seamos sinceros, es solo un pretexto”.

“Si El Salvador se declarara una monarquía parlamentaria con las mismas reglas que el Reino Unido, España o Dinamarca, seguirían sin apoyarla. De hecho, se pondrían furiosos si eso sucediera. ¿Por qué? Porque el problema no es el sistema, sino que un país pobre se atreva a actuar como si fuera soberano”, aseveró.

Afirmó que países como El Salvador, a su modo de ver, no están destinados a hacer lo que las naciones ricas “hacen” sino lo que les “digan”. “No se supone que hagas lo que ellos hacen. Se supone que hagas lo que te dicen. Y se espera que te mantengas en tu carril”, aseveró.

El pronunciamiento es su primera reacción a la ola de críticas de organismos de derechos humanos internacionales por la aprobación de la reforma.

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Bukele, de 44 años, llegó al poder en 2019 y fue reelegido en 2024 con un 85% de votos que le permitieron tener un control casi absoluto de todos los poderes del Estado.

Organizaciones como Amnistía Internacional, Human Rights Watch (HRW), la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) consideraron la decisión como un "golpe mortal" a la democracia y una "manipulación" a la Constitución para favorecer las ambiciones de poder de Bukele.

El presidente salvadoreño, quien asegura que lo tiene sin cuidado que lo llamen "dictador", goza de gran popularidad por su "guerra" contra las pandillas, que inició en 2022 y redujo a mínimos históricos la violencia en el país centroamericano.

Pero grupos de derechos humanos critican su política de seguridad porque está basada en un régimen de excepción que permite masivos arrestos sin orden judicial y restringe libertades.

La reforma constitucional fue aprobada tras una oleada de detenciones contra defensores de derechos humanos y críticos del gobierno, lo que ha forzado al exilio a decenas de periodistas y activistas humanitarios.

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