¿Cuál es el impacto de la fuga de la exministra María de los Ángeles Duarte en la relación entre Ecuador y Argentina?
La Exministra de Ecuador, María de los Ángeles Duarte, condenada por corrupción, se escapó el lunes de la Embajada de Argentina en Quito en donde se encontraba refugiada desde el pasado 12 de agosto de 2020.
Según la versión oficial, el canciller argentino, Santiago Cafiero, se comunicó con su homólogo ecuatoriano, Juan Carlos Holguín, y le manifestó que Duarte salió de la Embajada “sin conocimiento del personal” de dicha dependencia.
Duarte había sido sentenciada a ocho años de cárcel en el denominado caso sobornos 2012 y 2016, por el delito de cohecho.
“La crisis diplomática entre Ecuador y la república de Argentina se hizo evidente luego que el embajador de Argentina en Quito, Gabriel Fuks, fuera declarado persona non grata tras la fuga de la exministra María de los Ángeles Duarte”, afirmó Marieta Campaña, periodista judicial.
Según dijo la Fiscalía, ella formó parte de la estructura que recaudó dinero privado a cambio de contratos estatales.
“Desde el primer momento la información que se manejó respecto a la fuga fue muy contradictoria”, recalcó Fabricio Vela, periodista Radio Sonorama.
La exministra fue sentenciada por el delito de cohecho junto a Rafael Correa y otros exfuncionarios del Gobierno que, según las investigaciones de la Fiscalía, integraban una estructura delictiva que exigió sobornos por casi 7,6 millones de dólares a empresas a cambio de contratos estatales.
La Delegación Diplomática Argentina le concedió el estatus de huésped por razones humanitarias. Recientemente, en diciembre de 2022 argentina otorgó asilo a María de los Ángeles Duarte.
“Agradezco a la República Argentina por haberme cobijado ante la persecución de los gobiernos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso”, según dijo duarte en su cuenta oficial de Twitter.
Duarte indicó que dejó la Embajada porque “al negarme el salvoconducto que me correspondía como asilada política, de acuerdo con la convención de Caracas de 1954 e impedir mi salida segura (salvoconducto), el gobierno ecuatoriano me convirtió en su rehén política”.
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