La decisión del presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, de optar por la muerte cruzada ha generado preocupación en América Latina por su potencial impacto en la estabilidad democrática y en el respeto a los procesos institucionales.
Si bien Lasso ha optado por una vía legal y constitucional, ésta se ha decidido en un contexto de polarización política.
La falta de acuerdo entre los poderes del estado y la opción de acoso y derribo –por usar una expresión coloquial– está teniendo un impacto significativo en la confianza de los ciudadanos en sus líderes y en las instituciones democráticas, agudizan el ambiente de incertidumbre política y socavan la gobernabilidad de Ecuador y, potencialmente, en la región en su conjunto.
La ‘muerte cruzada’ podría sentar un precedente para otros países latinoamericanos que viven situaciones similares, con polarización y baja popularidad de sus mandatarios.
Diversos analistas reiteran estos días la importancia de la estabilidad democrática y el respeto a los principios democráticos como elementos fundamentales para el desarrollo y el progreso de la región, y temen que el caso de Ecuador pueda tener repercusiones en el resto del continente.
¿Cuán preocupante es lo que está sucediendo en este país latinoamericano?
Tamara Taraciuk, directora del Programa sobre Estado de Derecho del Diálogo Interamericano, un centro de pensamiento con sede en Washington, enfocado en las relaciones internacionales en el hemisferio occidental, abordó el tema en Cuestión de Poder.