Así influyen las altas temperaturas y la contaminación en el comportamiento de los perros, según estudio de Harvard
Sube la temperatura en el mundo en medio de uno de los veranos más calurosos de la historia y con un fenómeno de El Niño en formación que amenaza con elevar los termómetros durante varios meses en diferentes regiones del planeta.
Solo en Estados Unidos, más de 100 millones de personas están bajo alertas de calor. Texas, Arizona, Nevada y California esperan condiciones potencialmente peligrosas en los próximos días, con registros récord. También se viven temperaturas abrasadoras en países como España, Italia, Francia, Polonia y Alemania, entre muchos otros.
Pero se trata de una situación que no solo impacta la salud y el comportamiento de las personas, también afecta a los animales salvajes, que enfrentan situaciones como escasez de agua y alimento en sus hábitats, y a los animales domésticos, como los perros, cuyas altas temperaturas podrían tener incidencia en un aumento de la agresividad.
Así lo concluyen una serie de análisis realizados por investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard y el Hospital de Rehabilitación Spaulding, quienes determinaron que el número de mordeduras de perros aumenta con la temperatura.
El equipo analizó 69.525 casos en ocho ciudades de los Estados Unidos, hallando que las mordeduras de perros se incrementaron un 3% en los días con una alta contaminación por ozono, un 4% en los días con temperaturas más altas y un 11 % en los días con una radiación ultravioleta elevada, es decir mayor cantidad de luz solar.
Clas Linnman, profesor de medicina física y rehabilitación y uno de los autores del estudio, explica que estudios anteriores ya habían determinado que “el eje suprarrenal pituitario hipotalámico del cerebro, importante para responder al estrés, se ve afectado por estos factores”.
Además, comenta Linnman, situaciones como la exposición al ozono puede tener efectos en la generación de dopamina en el animal.
“La dopamina está involucrada en el comportamiento gratificante a corto plazo, o impulsividad, y mientras que la recompensa generalmente se asocia con cosas agradables, la agresión suele ser impulsiva y también puede ser gratificante a corto plazo, por lo que creemos que puede haber un vínculo”, asegura el investigador en entrevista con The Harvard Gazette.
El profesor de Harvard recuerda que múltiples investigaciones concluyen que las personas también son más agresivas con temperaturas altas y contaminación del aire.
Por esta razón, aunque no hay datos suficientes para evaluar el comportamiento de las víctimas de mordeduras en el estudio, los investigadores no descartan que el incremento de agresividad pueda estar relacionado con la forma en que los humanos interactúan con los perros en los días calurosos.
“Los perros normalmente no muerden sin algún tipo de provocación, y suelen advertirnos primero, por lo que los comportamientos del humano pueden ser un factor”, dice Linnman.
El consejo en estos días de calor en buena parte del planeta es mantener a las mascotas en espacios frescos, hidratadas, felices, tranquilas y bajo control.
“Aprender a leer el comportamiento de los perros, eso es probablemente lo más protector que uno puede hacer. La mayoría de las mordeduras ocurren con perros que conocemos”, concluye el investigador.