Patricia Jurado, instructora de Kabbalah, reflexiona sobre el verdadero significado del perdón, cómo lo interiorizamos en nuestra vida y cuál es el impacto de procesarlo correctamente.
Según la tradición espiritual, existe un tiempo para todo, y desde el 24 de agosto, durante 28 días, se abre una energía universal que impulsa la oportunidad de construir o reconstruir vínculos dañados a través del perdón.
“Como seres humanos, muchas veces sin darnos cuenta, podemos herir a otras personas. La invitación para este mes espiritual es: primero, tomar conciencia de cómo actuamos, qué decimos y qué decisiones tomamos, para no tener que pedir perdón ni llegar a esa situación tan incómoda”, explica Patricia.
Sobre la conocida frase “yo perdono, pero no olvido”, la Kabbalah enseña que las experiencias dolorosas deben verse como aprendizajes. “Sí hay que perdonar, porque todos cometemos errores y la mayoría nacen del amor. Pero también es necesario no olvidar, porque si no recordamos la lección, la situación puede repetirse”, resalta.
Una pregunta clave es cómo reconocer si estamos perdonando de manera genuina. Patricia asegura que la señal más clara es la paz: “Cuando decir ‘perdón’ genera tranquilidad tanto en ti como en la otra persona, es porque el perdón es real. Lo ideal es que esa energía permita reconstruir el vínculo, siempre que sea posible”.
Incluso surge la inquietud de cómo pedir perdón a alguien que ya falleció. La instructora recomienda escribirle una carta y enterrarla junto a una planta: “No se trata de quemarla, sino de darle vida a esa energía, transformándola en algo que florezca, aun sin una relación física con esa persona”.
Finalmente, más allá de la espiritualidad, perdonar tiene beneficios comprobados en la salud. De acuerdo con la Clínica Mayo, el perdón ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, lo que contribuye a normalizar la presión arterial y mejorar la salud cardiovascular.